Bajo el lejano cielo, cubierto totalmente de pequeños luceros amarillos,
una humilde ciudad iluminada por las incandescentes luces encendidas
por sus habitantes.
En una de las esquinas de esta ciudad, hay abierto un antiguo
restaurante, en el que no paran de servirse bebidas y simples platos de
comida. Hay varia gente ya atendida y disfrutando de su comida; otras
que esperan ansiosas llegar a eso y otras que pasean tranquilamente por
esa zona.
Hay una esquina más, que corta a otra calle larga, oscura, silenciosa y solitaria. Todo bajo una alfombra empedrada.
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